Cantar con alguien.
Parece como un lazo.
¡Vaya si aplica la palabra “cuerda”! Da la impresión que algo se anuda para siempre.
La vibración de una voz sentida conmueve; pero cuando dos o mas voces se embarran juntas en una misma huella no hay camino que parezca duro, ni pareciera la bifurcación una duda.
Cuando uno ha cantado con alguien, celebrando el encuentro, agradeciendo una comida compartida, o mitigado una pena, queda el alma bendecida y de alguna manera amarrada de por vida a esa otra voz hermana.
Gracias a la voces que me enseñaron de que va el camino. Gracias a las que anduvieron de a ratos conmigo y a aquellas que me permiten acompañarles en su andar.
Comentarios
Publicar un comentario